El congresista panameño Héctor Silva está impulsando la adopción de la criptomoneda, al presentar un proyecto de ley diseñado para regular y proporcionar una base legal para el uso de criptomonedas como Bitcoin, Ethereum, Dodge Coin y muchas otras. El Salvador se ha convertido recientemente en el primer país del mundo en legalizar el uso de Bitcoin como moneda de curso legal, sin embargo, Panamá no quiere quedarse atrás de El Salvador cuando se trata de criptomonedas y quiere convertirse en el segundo país del mundo en legalizar su uso. Aunque el lanzamiento de bitcoin en El Salvador ha sido un poco accidentado, otros países están comenzando a reconocer los beneficios de legalizar las criptomonedas, desde evitar el alto costo de enviar dinero a otros países a través de empresas como Western Union, atraer inversión extranjera y talento, como además de contar con un completo sistema de banca online sin necesidad de pasar por los propios bancos.

Desde que El Salvador aprobó la ley de bitcoins, muchos países están comenzando a hablar de legalizar bitcoins y otras criptomonedas, así como implementar tecnología blockchain para combatir la corrupción, en Panamá esta lucha por la legalización de las criptomonedas está siendo liderada por el congresista Héctor Silva, y Felipe Echandi, un emprendedor digital, ambos se inspiraron en la ley de El Salvador para crear su propia ley de criptomonedas, sin embargo, tienen la intención de que esta ley sea una ley mucho más completa, una de las cosas que es diferente de la ley de Bitcoin en El Salvador es que este proyecto de ley no solo habla de legalizar un tipo de criptomoneda como en El Salvador, sino de todas las criptomonedas, esto se debe en parte a que Panamá no puede tener una oferta oficial, por lo que esta ley evita eso al legalizar el uso. de las criptomonedas en general, otra cosa que es diferente, es que Panamá quiere usar la tecnología Blockchain para combatir la corrupción, mejorando la transparencia y la divulgación de procesos, y por último otro gran aspecto de esta ley es que, también está destinada a atraer empresas de criptomonedas de todos los tamaños, así como a emprendedores para que vengan a invertir en Panamá y al mismo tiempo atraer a personas talentosas para ayudar a impulsar la innovación tecnológica.

Existen claras diferencias entre la ley de El Salvador y el proyecto de ley de Panamá, como hemos dicho antes la ley de El Salvador solo habla de Bitcoin como moneda de curso legal, sin embargo, cuando se trata del proyecto de ley de Panamá, habla de las criptomonedas en general, esto le permite Ser una ley mucho más completa y potencialmente atraer aún más inversión extranjera de la que tendría si solo un tipo de criptomoneda fuera legal, esta ley también permitirá a sus ciudadanos hacer uso de cualquier criptomoneda que elijan como medio de intercambio y, en general, tener una proceso más eficiente.

Con esta nueva ley, Panamá también ve una oportunidad para atraer inversiones, al crear una licencia para que las empresas de criptomonedas de todo el mundo y de todos los tamaños puedan venir a Panamá, invertir en la economía digital y fomentar el uso de las criptomonedas. Habrá muchos incentivos para que las empresas de esta criptomoneda vengan a panamá uno de ellos es el hecho de que no se tendrá que pagar ningún impuesto a las ganancias de capital, esto se debe a que la ley en Panamá dice que para que una empresa pague ganancias de capital al panameño gobierno, esa empresa tiene que estar físicamente presente en Panamá, y debido al hecho de que las criptomonedas utilizan Internet como medio y no están físicamente presentes en Panamá, no están sujetas al pago del impuesto sobre las ganancias de capitales.

Atrayendo talento extranjero a través de bitcoin, este proyecto de ley quiere aprovechar la popularidad de la criptomoneda, y ver esto como una forma de atraer talento a Panamá, dándoles incentivos fiscales y legalizando todos los aspectos de la criptomoneda, Panamá espera atraer el talento necesario para impulsar el progreso y seguir innovando en el sector tecnológico.